martes, 17 de abril de 2012

Sobre armonías.


Este post, se inicia una serie que iremos ampliando en sucesivas ocasiones conforme encontremos que pueda ser interesante tanto por los platos como por los vinos que los acompañen.

Esta cuestión es siempre controvertida y casi nunca se toma en cuenta a la hora de elegir un vino. Se suelen  hacer acompañamientos tipo, sin pararse mucho a pensar e intentar encontrar la armonía más adecuada, que os puedo asegurar que multiplica las sensaciones de vino y plato por diez, si bien es una tarea difícil que requiere dedicación.

En esta ocasión trataremos sobre una armonía que he tenido la ocasión de poner en práctica durante la semana pasada, que no es otra que el probar diferentes vinos con chipirones en su tinta, elaborados con una salsa clásica que lleva cebolla y un toque de vino de Jerez.



Los vinos con los que se ha experimentado han sido los siguientes:

Domaine du Collier Saumur Blanc 2008
Kesselstatt GG Josepshofer 2006
Manzanilla Atalaya
Manzanilla Pasada Barón
Trimbach Fréderic Emile 1999
Zind Humbrecht Rangen de Thann Clos St Urbain 1999
Puffeney Savagnin 2007


Un plato siempre difícil, sobre todo por la acción de la tinta de calamar, que es un elemento complicado a la hora de buscar el vino adecuado.

En el caso de los riesling, tanto joven como viejos, Kesselstat, Humbrecht y Trimbach el conjunto queda pobre, prevaleciendo el plato y quedando vinos tan importantes como estos reducidos a la mínima expresión sin aportar nada y lo que es más importante sin poder disfrutarlos en toda su extensión.

El Collier se comportó correctamente pero tampoco era lo ideal, el vino limpiaba la boca mejor que sus compañeros de juego.

Luego viene la Manzanilla Atalaya, ese vino sencillo, barato y entonces si, aquí si que hay una buena armonía quedando todo en su sitio y haciéndonos disfrutar de lo lindo.

Después de ver el buen resultado de este último vino decidimos probar un vino con un punto más de complejidad, la Manzanilla pasada de la misma casa, Bodegas Barón, y de esta forma alcanzamos un nivel superior con un acoplamiento mayor que en el anterior. La acidez más punzante de esta manzanilla pasada consigue un mejor resultado y  mejor acorde.

¿Se puede mejorar?, dudamos un poco y se nos ocurrió probar con un vino del Jura que guarda cierta similitud con los finos y las manzanillas, pero que tiene menos grado alcohólico y una mayor frutosidad. Puffeney Savagnin 2007, y el resultado fue el mejor de todos haciendo un conjunto de lo más especial que nos llevo a otro nivel de disfrute.



¿Se puede mejorar?, no lo se pero hasta ahí es donde hemos llegado, unas pequeñas pistas para un plato delicioso que nunca es fácil para el vino.

¡A disfrutar!